sábado, 2 de abril de 2011

Capítulo ocho:

Chris:
Volvió.
A la mañana siguiente cuando mi madre se fue estaba en el jardín.
Pegué unos saltitos hasta llegar a el.
- Mi madre se va para todo el fin de semana -Sonreí-
 Se rió
- Mira que bien
- Sí
Hizo un gesto irónico y me condució hasta el bordillo, me senté y el se sentó a mi lado, colocando su cabeza encima de la mia.
Suspiró.
Le miré.
Había colocado su cabeza entre las rodillas, y miraba fijamente al bosque.
- ¿Ocurre algo? -pregunté-
- No
Geroge:
Claro que no ocurria nada.
Y ese era uno de los problemas, intentaba alejarme pero no podía, era un egoista, y un maldito devil.
Chris:
 Parecía enfadado, o.. no sé. Me preocupaba.
- Puedes confiar en mí
- Lo sé, pero no ocurre nada ese es el problema. -dijo-
Me quedé mirándole con cara de interrogación, así que continuó.
- Te hice daño, Chris. Me fuí para que no vilviese a pasar.
- Pero yo no quiero que te vallas -dije-
Y así era, cuando el estaba allí las cosas me solian salir mejor de lo normal.
Me miró con unos ojos infinítamente tristes, y me hizo sentir mal. Así que le cogí de la mano y me apoyé en el.
Mis ideas hacia el habian cambiado desde que le conocí, y habian vuelto a cambiar desde que se fué.
Ahora me preguntaba a cada minuto si volvería a irse, y con lo que me acababa de decir me sentía vulnerable en cierto modo.
- No te vallas porfavor -supliqué- No sabía por que, pero los ojos se me inundaron de tristeza.
Me miró, parecía atento a mi reacción, así que volví la cabeza hacia otro lado.
- No lo aré, despues de todo soy un egoista. -se encogió de hombros-
Me sentí algo mejor, no del todo, pero algo.
Me volvió ha coger de la mano.
No pude evitar sonreir como una tonta.
Pero el también sonrió.
Me giré para tenerle en frente, y me quedé mirándole.
- ¿Hoy te quedas a dormir?
- Si te hace ilusión -sonrió de oreja a oreja-
- Bien.
Sonreí, me levanté y le volví a obserbar. Me siguió a la cocina y allí preparo algo de comer.
- Prometo que algún día te enseñaré a cocinar algo bueno -se mofó-
- Ah, pues gracias.
Me reí y el conmigo.
Llevamos los platos a mi habitación y me senté en la cama, me puse a comerme la pasta y cuando terminé me deslizé para estar a su lado.
Cogió uno de los libros que tenía en una mesilla, y lo ojeó.
- Lagrimas de fuego, está bastante bien
- Sí -afirmé-
Me levanté y fuí hacia un cajón, cogí una fotografía, en la que salía el de fondo en la espesura del bosque, y se la enseñé.
La cogió y se quedó mirándola un buen rato, hasta que se vió.
Me miró de reojo, y volvió a mirarla.
- Soy yo
- Ya lo sé
Se quedó mirándola un buen rato más, y luego la dejó en la mesilla.
Se giró hacia mí y se quedó callado, así que hablé yo;
- ¿Desde hace cuanto me conocías?
- No mucho, pero tenía que saber cosas sobre tí y como ví que salias amenudo al bosque te esperaba allí habeces...
- Para ver cuando me atacabas -acabé-
Asintió.
- Y mirame ahora -levantó una ceja-
Me reí, parecía demasiado irreal. Mas tardé me quedé medio tumbada en la cama, y el se colocó a mi lado.
Me puse a leer otro libro, hasta que me habló de nuevo.
- Casi siempre te entusiasmaba todo lo que veias, y le sacabas fotos
- Sí, aunque lo fuí dejando. -repuse-
- No lo decía como algo malo
Le sonreí y me coloqué para estar abrazada a el.
Me puso la mano en la cabeza y empezó a removerme el pelo.
- ¿Por que queriais matarme?
- No te ívamos a matar -me miró asustado-
- ¿Entonces?
- Robarte, nisiquiera lo sé, yo solo hice lo que me pidieron.
- Nisiquiera lo hicistes -aclaré-
- Lo sé
Se apretó contra mi frente, y me apartó el pelo de la cara.
- Y me alegro -añadió-
-Yo tambien
Le volví a sonreir, y me levanté un poco.
Bajé los platos suicios a la cocina y los limpié. El bajó poco después, y se fue.
- Adiós.
- Hasta luego -dijo sonriendo-

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